La energía renovable se basa principalmente es tres formas de aprovechar los recursos y convertirlos en electricidad que se puede canalizar a través de los sistemas habituales de comercialización. Se trata de la energía solar, la eólica y la geotérmica.
La energía solar consiste en recoger la energía que emite el sol gracias a unos paneles similares a espejos que tienen en su interior unas células que canalizan la energía recogida, acumularla en grandes almacenes de electricidad y después repartirla a través de la red doméstica hasta los hogares. Es la más conocida de todas estas fuentes de energía renovable.
En el caso de la energía eólica, se utilizan gigantescos molinos de viento, o areogeneradores como se denominan en la actualidad, mediante los cuales se hacen girar unas grandes aspas conectadas a turbinas que generan electricidad mientras se mueven y que también se canalizan mediante un complejo sistemas de acumulación y distribución a la red eléctrica general.
En el caso de la energía geotérmica tal vez sea la más desconocida de todas las energías renovables que se utilizan, pero posiblemente sea la que mayor potencial de crecimiento tenga en algunas zonas. Consiste en aprovechar el calor del interior de las capas medias y bajas de la tierra que producen un elevado calentamiento del agua que hay en esas capas, el cual produce vapor que se bombea hasta la superficie.