En
este
2014
fue
inaugurada
en
el
desierto
de
Mojave,
en
el
límite
entre
Nevada
y
California,
la
planta
de
energía
solar
más
grande
del
planeta.
Un
conjunto
de
cientos
de
miles
de
espejos
conforman
este
complejo
que
busca
generar
energía
limpia
con
capacidad
para
proveer
de
energía
a
140
mil
hogares.
Fue
necesario
cumplir
con
diversas
normas,
desde
reubicar
a
las
tortugas
protegidas
hasta
evaluar
el
impacto
que
su
operación
tendrá
en
el
algodoncillo
que
cubre
el
terreno
de
Mojave
y
otras
plantas.
La
planta
fue
un
desarrollo
conjunto
entre
las
empresas
NRG,
Google
y
BrightSource
Energy,
y
requirió
una
inversión
de
2,200
millones
de
dólares.
La
planta
se
extiende
a
lo
largo
de
14
kilómetros
cuadrados,
donde
unos
350
mil
espejos
controlados
por
computadoras,
cada
uno
de
aproximadamente
el
tamaño
de
una
puerta
de
garaje,
reflejan
la
luz
solar
hasta
calderas
colocadas
arriba
de
torres
de
140
metros
(459
pies)
de
altura,
que
al
hervir
generan
vapor,
el
cual
mueve
turbinas
para
generar
electricidad.
Activistas
en
pro
de
los
animales
se
encuentran
alarmados
ya
que
dicho
calor
generado,
asesina
a
los
pájaros
de
la
zona
que
son
atraídos
por
el
brillo
de
los
paneles
creyendo
que
se
trata
de
agua.
Éste
inconveniente
había
sido
calculado
como
un
efecto
colateral,
un
precio
que
había
que
pagar
por
la
energía
limpia
que
evitaría
la
generación
de
400
mil
toneladas
métricas
de
dióxido
de
carbono
por
año;
pero
quizá
pueda
evitar
que
la
construcción
de
más
plantas
como
ésta
sea
aprobada
más
adelante.